
- Gén. 3,9-15.20. Pongo hostilidad entre tu descendencia y la de la mujer.
- Rom. 15,4-9. Cristo salva a todos los hombres
- Lc. 1,26-38. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo
Reflexión
- Un plan se ha roto. Dios se acerca a Adán para preguntarle ¿dónde estás? Adán se esconde, no puede ponerse frente a Dios, siente que le ha defraudado, consciente de su desnudez siente vergüenza. ¿Qué has hecho? pregunta Dios a la mujer.
- Preguntas también están dirigidas a todos y cada uno de nosotros. ¿Dónde estás? ¿cómo está tu vida? ¿qué has hecho? ¿qué deberías haber hecho? ¿Qué has hecho con los dones que has recibido, tu educación, tu trabajo, tu familia?
- La semilla de la restauración. La vida de María de Nazaret es el ejemplo de lo que significa hacer posible el plan de Dios para el ser humano y la creación. Dios, a través de su mensajero (ángel), se acerca a preguntar, a pedir permiso: ¿me dejas hacer contigo un plan nuevo? Y María le concede ese permiso («hágase en mí según tu palabra»), permite que Dios habite en ella, entre en su vida, y su vida se transforma en instrumento de Dios. La misma pregunta te la hace hoy Dios a ti: ¿me das permiso? Atrévete a responder como María y tu vida se transformará en salvación para la historia de nuestra tierra y de los otros.
- El diálogo y el discernimiento. Una parte importante del relato de Lucas es el diálogo entre María y el ángel. Y es que el diálogo es una actitud fundamental en la relación con Dios, con los demás y con el mundo. No podemos vivir cerrados en nosotros mismos porque eso nos empobrece y nos limita. La propuesta de Dios no es una imposición, es una oferta que puedes dialogar
- Ser salvación para los demás. Cuando María contestó “sí” a la pregunta de Dios, la Vida se hizo presente en el mundo para la salvación de todos y la plenitud de un universo en marcha. Cuando nosotros, en nuestra relación con Dios, respondemos como María a su propuesta, nuestra vida se transforma en fuente de salvación. Y nos convertimos en rostro de Dios para otros, haciendo posible la salvación para el mundo, a ejemplo de María de Nazaret. La fiesta de la Inmaculada Concepción nos permite contemplar a la mujer por cuya fidelidad fue posible la historia de la salvación.