Domingo 5 de julio de 2020 – XIVº del T.O. – Jesucristo sale a tu encuentro

  1. Zac. 9,9-10. Mira tú Rey que viene a ti modesto.
  2. Rom.  9,9-11. Si con el Espíritu dais muerte a las sombras del cuerpo, viviréis
  3. Mt. 11,25-30.  Soy manso y humilde de corazón

 

Hoja litúrgica

 

Reflexión:

  • UNA FUERZA OCULTA. La parábola del sembrador es una invitación a la esperanza.  Siempre parece que «la causa de Dios» está en decadencia y que el evangelio es algo insignificante y sin futuro. Y sin embargo, no es así. La siembra de Jesús no terminará en fracaso. Lo que se nos pide es acoger la semilla. Dar la vuelta a nuestra vida como una dura y difícil tierra que es preciso remover para que reciba y haga fructificar la siembra de Dios.
  • SEMBRAR CON FE. Salió el sembrador a sembrar.   Más aún. Casi sin darnos cuenta, podemos llegar a pensar que el evangelio ha perdido su anterior virtualidad, y el mensaje de Jesús no tiene ya garra ni fuerza de convicción para el hombre moderno. Olvidarlo sería un error lamentable para el hombre moderno. En cualquier caso, los creyentes hemos de recordar que no es este momento de «cosechar», sino hora de sembrar, con una fe convencida en la fuerza renovadora que se encierra en el evangelio. PARÁBOLA Del SEMBRADOR NO DEL COSECHADOR
  • HEDONISMO.  Siempre ha buscado el hombre el placer. Nada hay de ilegítimo en ello. Querer gozar y saber hacerlo es algo esencial en una vida sana y feliz En el hedonismo actual se busca la intensificación del propio placer. Interesa la relación breve, novedosa, intensa y fugaz. Es el nuevo estilo. Todo se usa y se tira. También las personas. Interesan muchos placeres, placeres intensos, abundancia de excitantes, experimentación continua. Por otra parte, hay una tendencia a sofisticar el placer. Atraen los placeres caros, los que cuestan dinero. Los placeres sencillos y gratuitos interesan menos. Este hedonismo es claramente descomprometido
  • HOMBRE «LIGHT». Sembrado en terreno pedregoso…  Pues bien, según prestigiosos sociólogos y siquiatras, parece crecer entre nosotros un tipo de hombre «rebajado» de su verdadero contenido humano. Un hombre «light». Muy atento a todo lo pragmático, pero con poca hondura. Interesado por muchas cosas, pero sólo de manera epidérmica. Su actitud es la del «qué más da», «todo es parecido», «para qué soñar». Entonces se busca lo más fácil, lo más placentero, lo que se puede conseguir al instante con sólo mostrar la tarjeta de crédito.