Domingo 19 de marzo de 2021 – Vº de Cuaresma – Un amor entregado

  1. Jr. 31.31-34. Haré una alianza nueva y no recordaré tus pecados.
  2. Hbr. 5,7-9. Aprendió a obedecer, y se convirtió en autor de salvación eterna.
  3. Jn.12,20-33. Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto.

Hoja litúrgica

Un amor entregado

Reflexión

  • En el último domingo de Cuaresma resuenan en las lecturas que acabamos de escuchar palabras como: glorificación, salvación, espíritu nuevo y nueva Alianza. No parece que hablen del final de nada, sino todo lo contrario. Algo nuevo está a punto de comenzar. «Queremos ver a Jesús», dicen los griegos a los discípulos en el evangelio de hoy. ¿Cómo había llegado a ellos la noticia sobre Jesús, qué les había provocado su búsqueda? La noticia es una persona, no es un acontecimiento de actualidad ni un chisme que corre por los medios. 
  • La gente, normalmente, no nos acercamos a una persona directamente; casi siempre lo hacemos por medio de otras personas que sabemos que tienen relación con ella, que la conocen, que hacen cosas con ella, que se juntan en determinados sitios con otras personas que defienden las mismas causas. 
  • En las bodas de Caná, Jesús le dice a María cuando solicita su intervención: «Mujer, todavía no ha llegado mi hora». En el pasaje de hoy, Jesús dirá: «ha llegado la hora de la glorificación del Hijo del hombre», y más adelante: «Padre, líbrame de esta hora». Como nos sucede a muchas personas, ante algo importante que va a suceder en nuestra vida, tenemos muchas ganas de que se realice; pero, por otra parte, sentimos cierto temor a que llegue a suceder. 
  • El grano enterrado en la tierra.  En el saco o en el granero no hace nada, no sirve para nada; es necesario que sea sembrado en una tierra, previamente preparada, para que muera (desaparezca) en su interior y podamos recoger el fruto abundante en una espiga. Así es la vida de cualquier persona: preparación, siembra y cosecha de vida nueva. Así es la vida de Jesús cuando la sembramos en el corazón de las personas 
  • Las razones del corazón. Al corazón solemos atribuirle los sentimientos, las razones nos parece que son propias de la inteligencia, del pensamiento, de la cabeza. Más no es así; el pensar en los demás, el ver cómo viven y por lo que están pasando, también nos lleva a acercarnos a ellos, a acogerlos en nuestras casas y en nuestras cosas. Los planes, las razones de nuestro Dios, los llevamos escritos en nuestro corazón; ahí guardamos todo aquello que nos importa, que nos ayuda a llevar una vida con sentido y en compañía de otras personas que poseen las mismas razones del corazón. ¿Qué llevamos en nuestro corazón?