Domingo 7 de julio de 2019 – XIVº del T.O. – Portadores del Evangelio

Campo de trigo

  1. Is. 66,10-14: Yo haré derivar hacia ella como un Rio la paz.
  2. Gál. 6,14-18: Yo llevo en mi cuerpo las llagas de Jesús.
  3. Lc. 10,1-12.17-20: Descansará en ellos vuestra paz.

 

Hoja litúrgica

 

Reflexión:

  • La paz de Dios. Cuánto se ha abusado de la palabra “paz”. Hoy por lo general los mensajes de paz son bastante sospechosos y no logran mucha credibilidad. Cuando en las primeras comunidades cristianas se habla de paz están diciendo convencidos de que todos somos aceptados por Dios a pesar de nuestros errores. “Estamos en paz con Dios”. Esto es lo decisivo. Esta paz no es sólo ausencia de conflictos, sino más vida plena que nace de la confianza total en Dios y afecta a toda nuestra persona. Es una paz que brota en el corazón. Esta paz es un REGALO de Dios, pero es también fruto de un trabajo no pequeño que puede prolongarse durante toda la vida. Esta paz no es una evasión pragmática que aleja de los problemas y conflictos. No es un refugio cómodo para personas desengañadas ante una paz social casi “imposible”. 
  • Sin alforjas. Con frecuencia entendemos la evangelización de manera excesivamente doctrinal. Y para eso necesitamos muchos medios y personas muy capacitadas doctrinalmente. Pero el evangelio no es sólo ni, sobre todo, una doctrina. El evangelio es la persona de Jesús. Y los medios son la solidaridad con los más abandonados, acogida a cada persona, el perdón, creación de comunidad y ofrecer sentido a la vida. Entonces lo importante es contar con testigos. Y todos los medios al servicio de los testigos.
  • El arte de descansar.Paz a esta casa”. Ir por la vida contagiando paz es lo que pide Jesús a sus discípulos. Las vacaciones son un momento privilegiado para reconstruir la paz interior. He aquí algunas sugerencias:   

a). experimentar el silencio, el silencio nos revelará muchas cosas. Sin silencio no hay paz. b) Sentir nuestro cuerpo, la mayor parte del tiempo vivimos “en nuestra cabeza”. C) Gustar la vida, por lo general, tendemos a acumular en nuestro interior las experiencias negativas, sin detenernos ante lo bueno y bello de la vida. d) Aprender a mirar el entorno más despacio y con más hondura captando la vida que palpita dentro de las personas y escuchar su eco en nosotros.