
- Dt. 30,10-14: El mandamiento está muy cerca de ti. Cúmplelo.
- Col. 1,15-20: Todo fue creado por él y para él.
- Lc. 10,25-37: ¿Quién es mi prójimo?
Reflexión:
- Lo esencial. El ser humano está hecho para amar y ser amado. Sólo que lo olvidamos una y otra vez. Entonces, esa necesidad de vivir amando, queda oscurecida. Podríamos decir que quien no ama ni es amada está enferma. Una persona sin capacidad de amar da miedo. Siempre nos sucede lo mismo: queremos salvaguardar nuestra felicidad sin depender de nadie. Sin amar la vida se seca, la alegría se apaga. ¡Qué acierto Jesús al recordarnos lo esencial de la vida y de toda religión: “Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma, ¡con todas tus fuerzas y con todo tu ser! Y al prójimo como a ti mismo”.
- Iglesia samaritana. Al verlo le dio lástima y se le acercó. El relato del “buen samaritano” no es una parábola más, sino la parábola que expresa, según Jesús, lo que es un ser verdaderamente humano. Reaccionar con misericordia es lo que nos hace humanos. “Dar un rodeo” ante quien sufre es quedar deshumanizado.
- Sin rodeos. Cuántos rodeos para evitar a quienes nos resultan molestos e incómodos. Cómo apresuramos el paso para no dejarnos alcanzar por quienes nos agobian con sus problemas, penas, sinsabores. Cuantas veces recurrimos al “estamos muy ocupados”, encerrados en lo nuestro… tengo bastante con mis problemas… Según Jesús sólo hay una manera de tener vida. la del samaritano que camina con el corazón y los ojos bien abiertos para detenerse ante quien puede necesitar su cercanía. Quien ha comprendido esto y vive atento a todo ser amenazado que encuentra en su camino, es un hombre que encuentra un gusto nuevo a la vida. Es un hombre que “heredará la vida eterna”