- Joel.2,12-18. Rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos.
- II Cor. 5,20-6,2. Reconciliaos con Dios; ahora es tiempo favorable.
- Mt. 6,1-6.16-18. Tu padre, que ve en lo secreto, re recompensará
Reflexión:
- Estrenamos un tiempo terapéutico. “No vemos las cosas como son, sino como somos nosotros”. (Confucio)
- A mediados de la Cuaresma del año pasado, (compartida con toda la humanidad), nos sorprendió una emergencia sanitaria y social. Ahora se han vuelto cotidianas palabras difíciles de vivir y pronunciar, como “estar en cuarentena”, “confinamiento”, “medidas sanitarias…” y hemos tenido que aprender a vivir juntos, una pandemia con consecuencias dolorosas. Hemos comprobado que “ponerse en cuarentena” es ponerse en un proceso de curación y recuperación para superar un proceso vírico, que daña el cuerpo propio y se propaga al cuerpo de los demás.
- La Cuaresma litúrgica es una tradición religiosa milenaria, como un tiempo terapéutico, para el crecimiento vital y espiritual, como un tiempo de practicar cuidados que ayudan a las personas y a la comunidad cristiana, en su maduración y vivencia de la experiencia de Dios. Empezamos con un rito de iniciación y compromiso que es la “imposición de la ceniza”, con un pregón que anuncia el camino. Las palabras de Jesús en el evangelio son una invitación a ponernos en la dinámica de tres cuidados:11
- Tiempo para el cuidado del propio ser. “Entra en tu cuarto” y encuéntrate con el Señor, abre el oído y el corazón y las manos, Siéntete como un aprendiz, como un mendigo y un necesitado. No lo sabes todo, no puedes todo, no controlas todo, no estás seguro en todo. Ayuna y haz esfuerzos de crecimiento y gimnasias que te mejoran y ensanchan lo mejor de ti: para, reflexiona, silencia, vacía, lee, reza, medita, escucha…ejercita el silencio y ábrete al crecimiento y aprendizajes.
- Tiempo para ejercitar el cuidado de los otros. Lo mejor y lo peor de nosotros se juega en la relación con los otros. Decir “sí” a como son los otros, quererlos como son, el arte convivir en la diferencia, el arte de regalarse sin comprar ni exigir, el cuidado de las limitaciones, enfermedades, torpezas de los otros, el cuidado de los que son poca cosa, o vulnerables, o limitados, o torpes, o caídos.
- Tiempo para cuidar la experiencia y relación con Dios. Y ver las cosas con los ojos de Jesús, con el corazón de Jesús, con la ternura y la compasión de Jesús, y con su manera de enseñarnos el amor desbordante de Dios. Tiempo para hablar, para escuchar mucho y parar dejarle espacio a Él.