- Gén. 9,8-15. Pacto de Dios con Noé liberado del diluvio.
- I P. 3,18-22. El Bautismo que actualmente os está salvando.
- Mc. 112-15. Era tentado por Satanás, y los ángeles le servían.
Reflexión:
- Un día la fe cristiana llegó hasta nosotros y fue acogida con gozo por nuestros antepasados. Durante siglos, Jesucristo ha sido para muchos el mejor estímulo y la fuerza más vigorosa para vivir con sentido. Hoy, sin embargo, son bastantes los que no aciertan a descubrir su valor. Poco a poco, Jesucristo va siendo olvidado.
- Es cierto. Hoy se discute todo. Nada parece tener un valor decisivo. Ideales, filosofías, valores, religiones…, todo queda sometido a los intereses prácticos del vivir diario. Pero, una vez cuestionado todo, queda un problema que cada uno ha de resolver: hay que acertar en la vida, y no es tan fácil encontrar el camino. Jesucristo puede ser el estímulo más poderoso y la esperanza más firme para vivir, amar, crear, sufrir y morir de manera acertada.
- A lo largo de estos años hemos cambiado mucho por dentro. Nos hemos hecho más críticos y escépticos, pero también más frágiles y menos consistentes interiormente. No nos resulta fácil creer, pero es difícil no creer. La vida no se hace más llevadera ni más humana sólo con dejar de lado a Dios. Olvidar a Jesucristo no significa tener más energía ni más resortes para vivir.
- Pero, ¿es posible reaccionar cuando uno ha vivido muchos años sumido en la indiferencia y el desinterés?, ¿qué pasos se pueden dar para superar prejuicios, dudas e interrogantes?, ¿cómo creer sinceramente en Dios cuando uno se siente tan lejos de aquel «mundo religioso» que conoció de niño? Tal vez, lo primero es recordar que Dios no está lejos de nadie. Todo hombre o mujer, el más indiferente, el más mediocre, el más incrédulo vive envuelto por su amor insondable. Dios siempre se deja encontrar por quien lo busca con sincero corazón.
- La cuaresma es un tiempo oportuno para escuchar la llamada de Jesús: «Convertíos y creed la Buena Noticia de Dios». Dios sigue cerca. Es bueno confiar en Él. Dios es el más interesado en que vivamos de manera más digna y dichosa.