Jueves 1 de abril de 2021 – Jueves Santo – Un amor compartido

  1. Ex. 12,1-8.11-14. Prescripciones sobre la cena pascual
  2. I Co. 11,23-26. Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor.
  3. Jn.13,1-15. Los amó hasta el extremo.

Hoja litúrgica

Un amor compartido

Reflexión                                             

  • Hoy celebramos la institución de la sagrada eucaristía. No es fácil ahondar en la eucaristía original porque, para ello, tendríamos que cambiar no solo nuestra forma de pensar, sino también nuestra forma de sentir. La eucaristía es la institución cumbre de Cristo. Para entenderla no bastan los conceptos. Se requiere una forma precisa de ser y de vivir. 
  • Jesús vivió la Cena como preámbulo de la pasión, como una anticipación vivencial de la misma. Jesús sabía lo que le venía encima. La Eucaristía es el gran legado de Cristo, su testamento. 
  • Jesús habla de “comer” y “beber” juntos, el gesto más humano y expresivo de la convivencia y amistad. Habla de nuestra transformación en él. “Quien me come vive en mí”. Comiendo, somos nosotros los que nos unimos a él, permanecemos en él, vivimos en él, somos él. La eucaristía no solo hace su cuerpo, sino que nos hace a nosotros su cuerpo. La eucaristía es, ante todo, en la mente de Jesús, la transformación de las personas. La comunidad comulgante está llamada a ser la encarnación del amor de Cristo, su biografía y revelación. Lo expresa bien Ignacio de Antioquía cuando afirma que “la carne de Cristo es la caridad”. 
  • En la Cena hay dos expresiones cuyo simbolismo nos revela con fuerza clarividente el significado profundo de la eucaristía. Son, primero, el pan y el vino que no tienen otra finalidad que ser compartidos y comidos con alegría. Jesús, cuando habla, no se dirige a los elementos materiales, sino a las personas. No se estanca en la idea de una presencia suya objetiva, sin más. Transforma los elementos en función de la transformación de las personas. Nos hace comensales y concorpóreos suyos. Y todo ello para que después hagamos en nuestro contexto actual y social lo que él hizo en el suyo. 
  • La segunda expresión simbólica de Jesús en la institución de la Cena es el lavado de los pies a sus discípulos. Era el ritual de los esclavos con los comensales invitados. Jesús sustituye la ritualidad de la Cena por su significado más profundo: servir, considerar a los demás como superiores a nosotros mismos. Es decir, digámoslo audazmente, que, celebrando la eucaristía, no nos sentemos en tronos y doseles regios, sino muy cercanos a los demás y como los demás, porque, para ser humildes, no se precisa pedir permiso. La eucaristía es la máxima cercanía a los demás. Es comunión. Es muy contradictorio celebrar la eucaristía y no anonadarse, no servir, no amar, no compartir. Si celebramos el rito, hay que celebrar también su realidad relacional y social. 

Hacernos pan, Señor, es lo que hoy te pedimos.  

Hacernos pan partido y vino alegre y derramado.  

Hoy es fiesta, Señor, la fiesta de la vida,  

porque comiéndote, Jesús, sabremos ser comida.  

Haz que esta tarde, al comulgar tu pan 

y al comulgar tu vino  

nos unamos a ti entregando nuestras vidas  

para que el pan de cada día, en este mundo,  

sea un pan para todos los que lo necesitan