Viernes 1 de noviembre de 2019 – Fiesta de todos los santos

Zaqueo subido al árbol
Zaqueo subido al árbol
  1. Apo. 7,2-4.9-14. Vi una muchedumbre inmensa que nadie podía contar.
  2. I Jn. 3,1-3. Veremos a Dios tal cual es.
  3. Mt. 5,1-12. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande.

 

Hoja litúrgica

 

Reflexión: 

  • Una propuesta alternativa de felicidad. Hay quien sostiene que la verdadera felicidad no es sino la vida misma cuando está siendo vivida con acierto y plenitud El precio de lo eficaz, del éxito, es de una competitividad y de una insatisfacción que incapacita para ser feliz en lo sencillo y en lo profundo. La propuesta y promesa del evangelio para la dicha y la bienaventuranza va por otros derroteros y caminos, tocados de contradicción, pero de verdadera sabiduría y alegría. Se trata del camino de santidad propuesto por nuestro Padre Dios, que sabe dar cosas buenas a los hijos. Se ofrece en total libertad, “Si quieres”, es una elección con riesgo, pero esperanzada: elegir a Dios una y otra vez.
  • Por la humanidad de Jesús de Nazaret. Se trata de la opción por vivir a fondo, desde las entrañas de lo bueno, dejando que el corazón tenga razones que hasta la razón no va a entender, pero que son movidas por la conciencia de que hemos sido la humanidad de Jesús de Nazaret, un hombre que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. Ahí está la verdadera santidad, la auténtica alegría, el camino de la felicidad plena y eterna. Santidad que está en “la puerta de al lado” y, a buen seguro, en “nuestra propia casa”.
  • En unión con los sentimientos de Cristo. Se nos invita a vivir, en unión con Cristo, los misterios de su vida, buscando ser cada uno de nosotros el mensaje de Jesús que Dios quiere decir con mi vida a los que me rodean. Eso requiere, en la sociedad actual, saber resistir y aguantar, no dejarnos llevar por inercias del éxito y la abundancia que nos agotan y nos expolian de lo profundo. Sin olvidarnos de Él, porque sin Él no somos nada. Por los caminos de lo diario, lo sencillo y lo humano.
  • El camino para esta felicidad regalada no es otro que la propia realidad de lo que somos y vivimos. No hay atajos, ni misterios ocultos en manos de fuerzas poderosas. Se trata de entrar en todo con los ojos del corazón que contempla, siente, juzga amorosamente y actúa, no con la pretensión de ganar sino de servir y amar, de salvar y querer. Está en nuestras manos y nos basta su gracia.  Hoy bendecimos a Dios por habernos rodeado de tanta santidad y de tantas personas que han sido felices buscando nuestra felicidad. Él, que es el único Santo, es quien nos hace santos en lo diario.