- II Sam. 7,1-5.8-11.16. El reino de Dios se mantendrá firme
- Rom. 16,25-27. El misterio mantenido en secreto durante siglos.
- Lc. 1,26-38. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo.
Reflexión:
- Estamos acabando el año de la debilidad, del coronavirus. Y, con eso y con todo, se han presentado las Navidades de siempre. Las del turrón y los villancicos, la de las reuniones familiares, las de la lotería y «salud que haya» porque no ha salido nuestro número en el sorteo. Con todo esto es difícil ver un horizonte luminoso para la vida de todas las personas.
- Dios se fija en los débiles María, Rut, David. Por eso lo tenemos claro, buscar y encontrar al Dios que salva (Jesús) lo tenemos que hacer desde la propia debilidad y vulnerabilidad en compañía de la gente más sencilla y más comprometida con la vida de las personas sin recursos; porque no los tienen o porque les han sido arrebatados.
- Dios es compañero de las personas Cuando la llegada de un evento se anuncia a bombo y platillos, dispone a las personas de una manera determinada para lograr el efecto que se pretende. Diferente es, si el anuncio llega en una suave brisa, en el sonido del agua que baja de la montaña, en la mirada del anciano cuando nos acercamos a cuidarlo. Todos estos signos despiertan en cualquier persona de bien una gran acogida interior que despierta en nosotros lo mejor de nosotros mimos.
- Dios elige una mujer sencilla y responsable ¿Coincide nuestro ideal de mujer actualmente con la presentación que hace el evangelio de María o funcionamos poniendo en las imágenes de María nuestras proyecciones ideales de mujeres que ni existen ni existirán porque son mujeres de ficción?
- La mujer María que nos presenta el evangelio de Lucas es una mujer sencilla, del pueblo de Nazaret que ha hecho una opción en su vida en relación con el Dios del pueblo. Desde la obediencia de esa fe, acoge la participación personal en el cumplimiento de esa promesa. También se ha fijado en nosotros. También nosotros nos hemos planteado, qué ha visto Dios en mí que hace que yo me sienta elegido, para llevar adelante el proyecto de Reino de Dios.
- Entonces sí será “feliz Navidad”. Cuando cualquiera de nosotros hayamos respondido sí a la propuesta que Dios nos hace. La bella escena de la Anunciación narra cómo Dios entra a partir de la cotidianidad de la existencia de nuestra vida diaria.